Maximón, Guatemala.
La efigie del Maximón consiste en un trozo de madera que llaman “palo de pito” de aproximadamente 1.30 metro de alto. Ese cuerpo va envuelto con trapos y hojas de maíz, vestido con trajes masculinos típicos de la localidad y con una multitud de pañuelos. Un trozo de madera o una calabaza forman la cabeza y encima le ponen una máscara, también de madera. Unos dicen que dentro del cuerpo se oculta un ídolo de piedra o de oro. Hace unos años, esta efigie se mantenía desmembrada y la máscara se guardaba en un envoltorio, armandolo y sintiéndolo sólo durante la semana santa. En la actualidad, permanece armado y vestido todo el año.
Cuando los indígenas del lago quieren atraer a la mujer amada, protegerla de tentaciones con otro hombre, tener éxito en los negocios, proteger la cosecha o curarse de cualquier enfermedad, acuden a él. El santo es también el protector de los viajeros y de los comerciantes, padre de los rezadores, dueño de la locura.
Entre sus principales atractivos está la posibilidad de curación. Se le rinde culto dándole de beber aguardiente por un orificio que tiene en la boca, en la que también se le ponen puros y cigarrillos encendidos. Maximón fuma puros y cigarrillos, como los grandes señores mayas. Los usa para curar, pero también para enviar locura a ciertos miembros de la comunidad –los adúlteros por ejemplo. Los fieles le traen también ofrendas varias y bastante dinero para garantizar la realización de sus peticiones. En esta relación, el regateo entre los fieles y la divinidad parece tener una gran importancia.